Todos llevamos un Robin Hood en el interior
El objetivo del ensayo era buscar cuales son las motivaciones que mueven a las personas, cuando no hay un interés particular. Para ello reclutaron a ciento veinte estudiantes, que no se conocían entre si, y les asignaron una cantidad variable de dinero falso. Durante el juego cada uno podía decidir que hacer con su dinero y con el de los demás, pero sin verse la cara y cambiando de grupo cada vez para que no influyeran manías o simpatías. Los que más tenían recibieron más ataques de los participantes que querían reducir sus posesiones, en cambio los más pobres recibían más regalos por partida. Según los científicos sólo la rabia ante la injusticia en el reparto explica la actuación de los jugadores. La justicia retributiva está escrita de algún modo en nuestro interior.
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