Historia de la domesticación del perro (Artículo)
Los descubrimientos más recientes indican que el perro no es más que una subespecie doméstica del lobo gris. Según la comparación de los mapeos genéticos de ambas especies, hace al menos 14.000 años el hombre consiguió domesticar realmente a ejemplares de lobos; es muy probable que el perro haya sido el primer animal domesticado, siendo usado para ayudar a bandas de hombres en la caza y defender al grupo y su morada.
Se cree que el primer perro doméstico conocido, que poseia una gran mandíbula canina con dientes más desarrollados que los perros que hoy conocemos, vivió hace 31.700 años y que este tipo de perros prehistóricos subsistieron con una dieta a base de cazar grandes animales, presas como caballos, el buey almizclero y renos, eran su comida.
Estas suposiciones están basadas en un estudio tras el descubrimiento de restos que fueron excavados en la cueva Goyet en Bélgica, sugieren a los investigadores que el pueblo Auriñaciense de Europa desde el período Paleolítico superior fue la primera población del planeta en tener como compañeros a perros domesticados. Bellas joyas y herramientas, a menudo decorados con representaciones de los grandes animales de caza, caracterizan a esta cultura. La cultura Auriñaciense sustituyó a partir del 38.000 BP (antes del Presente) aproximadamente, a la cultura Musteriense y en otros lugares al Chatelperroniense, en el inicio del Paleolítico Superior.
Hasta el año 2008 las pruebas más antiguas se habían encontrado en Rusia, los restos datan de un periodo de hace 14.000 años (Eliseevich). El perro era útil como ayuda en la caza y para defender al grupo y su morada. Poco a poco, el hombre los adaptó a sus necesidades, creando diferentes razas para las distintas labores y características ambientales y geográficas.
El hombre se dio cuenta rápidamente de los finos sentidos del olfato y el oído que tenía el perro; su olfato es más potente que del humano (su área olfatoria es 20 veces más gruesa, y en el caso del Pastor Alemán con un volumen 34 veces mayor y con 40 veces más células olfatorias) y su oído es capaz de percibir sonidos muy por debajo y por encima del rango que oyen los humanos. Ventaja ésta que aumenta su utilidad para la caza y las labores de guarda. Su uso como pastor y protector de los rebaños es bastante posterior, yendo pareja a la domesticación y explotación de otros animales. Animal de costumbres sociales, que convive en grupos perfectamente jerarquizados, se adaptó a convivir con los humanos. Los perros son muy valorados por su ayuda en la caza. Los perros enterrados en el cementerio mesolítico de Svaerdborg en Dinamarca muestran que, en la antigua Europa, eran ya una valiosa compañía.
“La diferencia más notable entre estos últimos perros prehistóricos y los perros de raza actuales es el tamaño de los dientes”, comparando el tamaño de los dientes, que se parecen más a los lobos que a los perros actuales. “En su aspecto, el perro del Paleolítico se asemeja a la mayoría de los perros de la raza Husky Siberiano, pero en cuanto a tamaño, sin embargo, son algo más grandes, probablemente comparable a los grandes perros de raza Pastor Alemán “, según Germonpré, un paleontólogo en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales.
Poco a poco, al igual que ocurre con otras especies, el perro se fue adaptando a las necesidades del hombre y de los territorios a los que migraba creando diferentes razas para las distintas labores y características ambientales y geográficas. Se cree que los lobos se adaptaron a la vida en compañia de los hombres prehistoricos que les llevaron a sus cuevas pero podrían haber regresado con sus semejantes para cazar en manada, la evolución de la domesticación no fue ni mucho menos lineal, de hecho hay muchas teorias, algunas apoyan la idea de que inicialmente los perros prehistóricos eran otro tipo de comida, también que los hombres que formaban bandas de cazadores pudieron encontrar una camada de cachorros de una loba y criarlos o que los lobos grises fueron compartiendo espacio y presas con los cazadores y entablaron una simbiosis.
Es posible que el proceso de domesticación de los perros salvajes comenzara mucho antes, hace 40.000 años cuando en la época glacial los humanos y los lobos convivían en el mismo hábitat y dichos animales se alimentaban muchas veces con las sobras que dejaban los humanos luego de las cacerías.
Los egipcios y los habitantes del Asia Occidental fueron los primeros en criar perros, principalmente mastines y galgos. En la época de la Roma imperial ya existían algunas de las razas de perros que se conocen actualmente, teniendo una preferencia especial por los galgos, los cuales se usaban como perros de cacería, mientras que los grandes mastines eran considerados ideales para las peleas y la guerra. Igual que el actual letrero “Cuidado con el perro”, los romanos escribían “Cave canem” que significa lo mismo en latín. Todo esto se sabe por las figuras, pinturas y otras obras de arte que representan a estos animales. También los perros eran usados en esos tiempos para pastorear, como vigilantes, para el deporte, como compañía y en algunas culturas, en especial las orientales, fueron incluidos en los cultos religiosos.
Los perros han heredado los ojos, el olfato y las orejas de su antepasado el lobo. Estos sentidos han evolucionado junto a la nueva especie y se han adaptado en las distintas razas caninas gracias a los “cruces” o a la “selección artificial”. Como ejemplo está el caso de los galgos, que a través del tiempo han logrado desarrollar una vista mejor aún que la de los lobos. Un cambio que ha ocurrido en casi todos los perros domésticos, es que los ojos de los canes miran principalmente hacia adelante más que hacia los lados, mientras que en los lobos es lo contrario.
Los perros siempre han acompañado al ser humano en su proceso a la civilización; su presencia está probada en todas las culturas del mundo, así en Perú en la etapa preincaica, los mochicas los usaban como ayuda de caza y también como mascotas en casa. En el entierro del Señor de Sipán, se encontró dentro de las tumbas restos de un perro que seguramente se usó en la caza, ya que el cráneo tenía perfectamente desarrollados sus molares; el cráneo del perro doméstico carece de ellos o los tiene atrofiados, por el tipo de alimentación que tiene en vida.
La percepción del perro por parte del ser humano ha variado y varía según las culturas, en varias etnias americanas anteriores a 1492, tal cual aún ocurre en zonas del Extremo Oriente Asiático los perros eran usados directamente como alimento; en zonas del Oriente Medio el perro ha sido asociado por su aspecto con los chacales (de hecho científicamente se creyó hasta el desarrollo de la genética a fines del siglo XX que los perros comunes de todo el mundo eran descendientes de chacales) y al ser los chacales animales principalmente carroñeros, los perros también han sido considerados impuros en esa zona.
Ciertas razas de perros, como Border Collie, Pastor Alemán y Golden Retriever, son por lo común más fáciles de entrenar respecto a otras como los perros de caza y de trineo. Aunque esta descripción no siempre es estricta y puede tener varias excepciones en el mundo. Aún el perro más introvertido, distraído y flojo puede más fácilmente obedecer al entrenamiento que, por ejemplo, un gato. La habilidad de obedecer y aprender sin embargo no es la única medida de la inteligencia canina. Por su naturaleza sociable entienden la estructura social y las obligaciones, y a menudo aprenden rápidamente cómo comportarse con otros miembros del grupo, ya sean perros o humanos. Los perros adultos modelan a sus cachorros mediante correcciones (auditivas o físicas) cuando no se comportan de la forma esperada y con premios si tiene comportamientos aceptables (jugando con ellos, alimentándolos, limpiándolos, etc.).
Son animales que tienden a usar guaridas en el momento del parto y al criar los cachorros, así que pueden aprender fácilmente comportamientos como mantener su lugar limpio y aceptar estar en un área cerrada como es el caso de una jaula temporal para transporte u otro lugar cerrado.
Algunas razas de perros han sido continuamente seleccionadas a lo largo de cientos o miles de años por su capacidad de rápido aprendizaje, mientras que en otras razas, esta cualidad ha sido relegada en favor de otras características como son la habilidad de correr, perseguir, cazar otros animales o cobrar presas.
Sin embargo, la capacidad de aprender obediencia básica -y eventualmente comportamientos complejos- es inherente en todos los perros. Los amos deben ser simplemente más pacientes con algunas razas que con otras.
Se podría ver la habilidad de aprender rápido como un signo de inteligencia, aunque también se podría afirmar que es un signo de servidumbre, sumisión al amo y que la verdadera inteligencia de los perros está en razas tales como el husky siberiano, que no está particularmente interesado en complacer a sus amos, pero si está fascinado con las innumerables posibilidades de escapar a los campos o de atrapar y matar pequeños animales, quizá por eso los perros husky aún conviviendo con familias, no suele ser recomendable tenerlos sueltos al pasear.
Los perros guías o lazarillos deben aprender un número enorme de órdenes, entender cómo comportarse en una gran variedad de situaciones y reconocer riesgos o peligros a su compañero humano, frente a alguno de los cuales nunca se han enfrentado con anterioridad. Algunas pruebas de inteligencia son la habilidad de reconocer un vocabulario extenso, otras pruebas tienen que ver con el deseo y la habilidad de responder a diversas situaciones.
Debe señalarse también en cuanto al comportamiento canino, que muchas de las conductas indeseadas, como actos violentos o malas costumbres, son la muestra de comportamientos desarrollados por razones tales como: falta de actividad (como puede ser caminatas o deportes caninos), ausencia de disciplina, entrenamiento o educación irresponsable por parte de los propios amos.
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