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Profesor Gustavo Balcázar

Luz verde para el español en Brasil (Reportaje)

Nuevos vientos de cambio se respiran para la enseñanza del español en el gigante suramericano, donde, en el 2009, el número de estudiantes e español en Brasil es cinco veces mayor al registrado en el 2006.

Guillermo Blanco Ordaz*

En el 2005, se estableció por ley el carácter obligatorio de la oferta de la lengua española en los centros de Enseñanza Media, y se concedió a los alumnos el derecho de optar por su matrícula. Como consecuencia de la medida, el número de estudiantes de español ha comenzado a crecer de forma visible.
De acuerdo al ‘Anuario 2009 - el español en el mundo”, del Instituto Cervantes, el número de estudiantes de español en Brasil en niveles primario al universitario, sumaba los 5.000.000, cifra cinco veces mayor a la estimada en el 2006.

Además, el castellano ha despertado interés en otros segmentos de la población y ya es, después del inglés, la segunda lengua extranjera más codiciada por el mercado de trabajo.
No es casual que el resultado se haya alcanzado en el actual período de consolidación democrática y estabilidad económica. Veamos por qué.

Un poco de historia
El primer registro existente sobre la inclusión del español en la escuela pública brasileña se remonta al año 1919. En aquella época, constaba como asignatura optativa del Colegio ‘Pedro II’, escuela federal de excelencia de la entonces capital del país, Rio de Janeiro.

Fue sólo en 1942, durante el período conocido como ‘Estado Novo’, que el estudio del español se incluyó oficialmente en el currículo del elitista ‘curso secundario’ concebido por la Reforma Capanema, nivel académico creado para las clases pudientes, mientras que para los menos favorecidos se creó el ‘curso profesional’.

Durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, el español mantuvo una presencia mínima pero constante en el currículo escolar del sistema público. Justamente por esa época, en Brasil, así como en el resto del mundo, comenzó a expandirse la influencia económica y cultural de Estados Unidos, lo que en materia de enseñanza de lenguas extranjeras significó el inicio del reinado del inglés.
Los limitados triunfos que la lengua española había alcanzado dentro del currículo escolar recibieron sendos golpes en 1961 y 1971 con la primera y segunda ’Ley de Directrices y Bases de la Educación’. Ambas normativas contribuyeron a generalizar el inglés como lengua extranjera y ocasionaron la salida casi total del español del espacio educativo.

 

De 1964 a 1985, el país fue severamente regido por una dictadura militar que trató de silenciar las voces que, desde varios sectores, empezaban a clamar por democracia y a reivindicar derechos como mejoras en el sistema de educación.

Como parte de ese proceso, desde 1971 intelectuales, entidades hispano-brasileñas, asociaciones de escritores y sindicatos asociados comenzaron a luchar por la valorización de la lengua española y por su reintroducción en el currículo oficial de la educación pública. La búsqueda de mayor pluralidad cultural se tornó un tema constante en las discusiones sobre la enseñanza de idiomas.

En la década de los ochenta se crearon ‘Asociaciones de Profesores de español’ en los Estados de la Federación. El activismo de tales asociaciones contribuyó a la reintroducción paulatina del español en el sistema educativo, mediante su inclusión en los currículos de algunos Estados, o con su presencia entre las opciones de lengua extranjera en la prueba de acceso a la Universidad.

Tras llegar a su fin la dictadura militar, en 1985, se abrieron reales oportunidades para el progreso del país en todos los frentes. El fértil ambiente de la democracia facilitó la corriente reformadora del sistema de educación que, en lo tocante a la inclusión del español en la educación pública, encontró fuerte respaldo social en la medida que se producía la integración de Brasil con los países vecinos, así como su apertura al comercio internacional.

Un importante catalizador fue la firma del Tratado de Asunción, en 1991, cuyo objetivo explícito era la constitución de un Mercado Común entre las Repúblicas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, o sea, MERCOSUR.

La democracia trajo, además, mucho más información, cambio de cultura y nuevos desafíos para la nueva nación que se gestaba. Un sinnúmero de novedades irrumpió en el cotidiano de la ciudadanía y desmontó prejuicios históricos y culturales que perjudicaban el reconocimiento de las múltiples utilidades del español.

Turismo en países hispano-hablantes, turistas hispano-hablantes en Brasil, inversiones de capital español en el país, multinacionales brasileñas en países vecinos, teleconferencias empresariales en español, envío de mensajes en español por Internet, transmisión en vivo del campeonato de futbol español, películas de Almodóvar, libros de García Márquez, entre muchas otras novedades.

Así, en medio de ese favorable escenario, las discusiones sobre la inserción de la lengua española en el currículo escolar obtuvieron el espaldarazo gubernamental en el 2005, con la ‘Ley del español’, para establecer la obligatoriedad de la oferta de este idioma en las escuelas públicas de la enseñanza media y pavimentar el camino para su masificación.

Por detrás de la decisión está la voluntad de desmontar la visión que, apoyada en leyes educacionales previas, instaló la presencia monopólica del inglés en la enseñanza de idiomas en instituciones públicas y particulares de todo el país. No se trata de sustituir un monopolio lingüístico por otro ni de negar la evidente importancia del inglés en el mundo moderno, sino de garantizar la inserción del español en el sistema educativo.

Una oferta más plural, con espacio para la enseñanza pública de dos lenguas reconocidamente importantes, es una victoria democrática al servicio de la diversidad cultural. Todo indica que la tendencia deberá continuar. Brasil tiene más de 190 millones de habitantes, clasifica como la séptima economía de la actualidad y se erige como líder económico de una región mayoritariamente hispano-hablante.

Similitudes
El español y el portugués derivan del latín vulgar ibérico, lo que explica las semejanzas que presentan entre sí. La facilidad con la que, incluso sin poseer conocimientos de esa lengua, los brasileños comprenden el español al escucharlo o leerlo, constituye un arma de doble filo, pues, si bien les facilita el aprendizaje del español, puede crear la ilusión de que no es necesario estudiar para comunicarse con sus pares hispanohablantes. Craso error, ya que la comunicación es un proceso mucho más amplio, que no se reduce a comprender códigos escritos o sonoros. También se debe hablar y escribir correctamente para ser comprendido.

El desafío de dominar las cuatro habilidades - escuchar, leer, hablar y escribir – delata las dificultades derivadas de las diferencias existentes entre el portugués y el español, y que se constatan en casi todos los elementos de la lengua: desde los fonético-fonológicos hasta los lexicales, sin dejar de lado algunas diferencias morfológicas y sintácticas.

Pese a que, para la comprensión de un tema sencillo, principalmente en lengua escrita, las semejanzas ayudan, para los efectos de aprendizaje real del español, la facilidad puede ser más aparente que real.
Sin pretender homogeneizar a todos los estudiantes brasileños de español, ni de ofrecer una lista completa de dificultades frecuentes, podemos citar, a modo de ejemplo, las siguientes:

-    El empleo de ‘lo’ en lugar de ‘el’, como artículo definido masculino singular.
-    La inversión del sujeto y objeto indirecto al conjugar verbos del tipo ‘gustar’.
-    Problemas con algunos sustantivos con diferente género en ambas, como ‘nariz’, femenino en español y masculino en portugués.
-    Problemas con algunos sustantivos con grafía semejante pero con significados diferentes en las dos lenguas. Ej.: exquisito = delicioso (Esp.), esquisito = extraño (Por).
-    Dificultades en el uso de pronombres complemento, frecuentemente omitidos en el portugués de Brasil.
-    El empleo del futuro de subjuntivo (propio del portugués), modo extinto en el español de hoy, en el que apenas sobrevive en el lenguaje jurídico.

(* Guillermo Blanco Ordaz es profesor autónomo de español en Brasil.)

http://www.rnw.nl/espanol/article/luz-verde-para-el-espa%C3%B1ol-en-brasil

2 comentarios

Gustavo Balcázar -

Hola Gabriel
Según la RAE (Real academia de la lengua española) suramericano y sudamericano son sinónimos.
www.rae.es

Gabriel -

Maestro, el correcto és Suramericano o Sudamericano?